Era bastante temprano. Lo sé porque, al abrir la puerta, la luz del mundo aún estaba desperezándose. De cualquier forma, lo vi allí de frente, concentrado en lo que fuera, muy ensimismado. Me miró, y vi que se parecía muchísimo a mí. Bueno, ¡qué digo! Es que era yo. Lo que aún no sé es qué hacía yo dentro de casa.