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¿Cuanto costaría construir un robot gigante como Mazinger Z?


En 2008, la también japonesa Japan Science and Technology Agency (Agencia de ciencia y tecnología de Japón) calculó el coste de construcción y desarrollo

Los robots gigantes como Mazinger, Gundam o los Transformers han excitado la imaginación (bueno si hablamos de excitar deberíamos de incluir también a Afrodita –A) de muchos aficionados al género Mecha y frikis en general, planteándose a veces discusiones en diversos foros y redes sociales sobre si sería factible la construcción de estas moles mecánicas en la vida real.

Hasta aquí, nada fuera de lo habitual entre los fans de dichos films y animes de acción. Lo que muchos no saben es que en el año 2012 saltó a la palestra la noticia de que dos representantes del Partido Liberal Democrático japonés Masaaki Taira y Niwa Hideki mantuvieron conversaciones para que dicho país construyera un robot similar a Gundam y así dotar a sus fuerzas armadas de mechas operativos en combate. En realidad lo anunciado fue un encuentro entre estos dos representantes políticos y Fukui Harutoshi, el autor de las novelas de Mobile Suit Gundam Unicorn en el marco de unos paneles de discusión, encuentro que fue magnificado por algunos medios como un proyecto en ciernes, pero que no tuvo consecuencias más allá del eco mediático, ya que nada de ello se llevó a la práctica. Incluso algunos apuntaron a que solo se trató de una maniobra propagandística, con el incierto propósito de captar el voto Nerd de aquél país.

Al margen de dicha anécdota lo cierto es que ya anteriormente, en 2008, la también japonesa Japan Science and Technology Agency (Agencia de ciencia y tecnología de Japón) calculó el coste de construcción y desarrollo de un robot como Mazinger Z, arrojando la cifra de 725 millones de dólares, solo en materiales, sin contar la mano de obra.

Creemos ver en ello otro golpe de efecto mediático, más destinado al mundo fan que al campo de la ingeniería aplicada, pero que aquí como buenos frikis, recordamos y nos hacemos eco para nuestros lectores, por si algún día en tus batallas dialécticas con otros fans del género quieres soltar del dato para quedar como el absoluto rey de la fiesta.

Más recientemente el director ejecutivo de Tesla y SpaceX, Elon Musk, anunció en 2018 en su cuenta de Twitter su deseo de construir un mecha real. La reacción al anuncio fueron miles de mensajes en poco tiempo en redes sociales, pues Elon Musk ya nos tiene acostumbrados a estas afirmaciones que luego si que devienen en proyectos reales.

Aunque lo más cerca que estamos de ver a uno de estos gigantes en acción lo encontramos otra vez en Japón. Desde desde 2012 , la plaza del centro comercial DiverCity de Odaiba estuvo ocupada por una estatua de un RX-78-2 Mobile Suit Gundam a tamaño real que fue sustituida en septiembre de 2017 por el nuevo RX-0 Unicorn Gundam, que es el que podemos ver en la actualidad,y que ofrece un espectáculo de luces y efectos, como podéis ver en el vídeo.

Pero si hablamos de lo más sonado y reciente hemos de mentar el nuevo proyecto relacionado con los anteriores llamado Gundam Global Challenge que planea crear una versión de este legendario robot dotada de movimiento real, que pueda desplazarse por sus medios que ya lleva años preparándose y que pretende estrenarse con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

¿Pero sería factible construir un robot gigante operativo para el combate? Con la tecnología y materiales actuales son muchos los problemas técnicos para su construcción que habría que resolver. Escalar de tamaño cualquier objeto nos lleva a contemplar la llamada Ley Cuadrático-Cúbica, que de forma muy resumida implica que cualquier cambio de tamaño de un objeto bidimensional hace que su superficie aumente al cuadrado, mientras que si el objeto es tridimensional lo hace al cubo. Para las estructuras esto tiene un implicación muy directa en el tamaño máximo que un determinado material puede sostener una estructura. Vigas y pilares basan su capacidad de soporte en el tamaño de su sección , que aumenta de forma cuadrática, mientras que la masa global del objeto a sostener lo hace de forma cúbica, por lo que hay un límite para cada material y forma constructiva en cuanto a tamaño posible. A esto hay que añadir que también que para cada aumento lineal de tamaño aumenta exponencialmente la cantidad de energía necesaria para mover dicho ingenio por el suelo, y nada que decir de hacerlo volar.

Otra de las objeciones planteadas es la utilidad de estos ingenios aún si fuesen factibles de construir, es decir si la forma humanoide seria la más adecuada, o si el tamaño supone una ventaja o desventaja en ciertos campos de batalla y circunstancias. Algunos expertos han apuntado que robots de este tipo podrían ser útiles para enfrentarse a drones u operar en zonas contaminadas por agentes biológicos, químicos o nucleares.

Lo bien cierto es que no pasarán muchos años para que con el desarrollo de nuevos materiales, estos gigantes mecánicos sean una realidad. Quizás no para controlar la maldad y el terror como anunciaba la entradilla musical de la serie Mazinger Z sino como atracción y entretenimiento en parques comerciales y temáticos. Aunque nunca se sabe, y aun podamos ver guerras libradas a base de puñetazos metálicos, pues la realidad ya nos tiene acostumbrados a que la tecnología de hoy supere a los sueños (o pesadillas) del ayer.

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