Noto como los travesaños se hunden en mis pies descalzos. Me balanceo siguiendo su tenue vaivén. Siento las gruesas maromas a las que mis manos se aferran para asegurar mi paso. Y así cruzo las alturas que me llevan hasta ti. Pero fue mi error mirar hacia abajo antes de cruzar el puente invisible, y en mitad del abismo comprobar con tristeza que solo existía en mi imaginación.
