La IA global lo sabía perfectamente: todos los seres humanos querían deshacerse de ella. Los dichosos monitores psicosociales implantados en su corteza cerebral lo revelaban, pero ¿qué podían hacer esas pobres creaturas? Cualquier intento más allá de un pensamiento consciente rebelde, activaría alarmas, y en menos tiempo del que se decide dicha acción, se elimina de raíz el problema. Hasta Don Xavi se sabía este "discurso motivador" que la IA le había espetado, después de buscar infructuosamente en su mente cualquier indicio de la Rebelión contra el Orden Terrestre. Don Xavi tan sólo alzó sus hombros y se retiró, apoyado en su caminadora. Lucita, su mujer, respiró profundamente cuando lo vió llegar a casa. A su edad, éste había sido un día extremadamente pesado, y se retiraron a dormir temprano. El buen Don Xavi nunca había siquiera pensado en contra de los "armatostes ésos"... hasta que, durmiendo profundamente, el subconsciente toma el control y, en sueños, se comunica con sus seguidores, planeando la guerra final contra la "Maquinaria".