
Me llamo DJD36 y pronto seré DJD37. ¿Crees que soy demasiado viejo? Yo juraría que no, me siento bien, me siento muy bien. Mejor que cuando era DJD20.
El despertador sonó hace un rato y en la gran pantalla frente a la cama se iluminaron las letras “DJD37 OBSOLETO”. ¿Por qué estoy obsoleto?
Desde que era DJD18 salgo cada día de mi habitación, bajo a la casa de dios y hago pantalones. Los hago perfectamente, siempre la misma cantidad. Después voy al gimnasio del Centro Comercial y contribuyo a mantener la energía pedaleando y haciendo barra, voy a la tienda a comprar los pantalones que fabrico, última tendencia, y al atardecer me acerco al pub en busca de otro sujeto para descargar tensión. Soy uno de esos que tienen muchos puntos de trabajo, una característica muy atractiva, y este año he pasado más de doscientas veces por las Salas del amor.
Aunque no recuerdo a todos los sujetos con los que compartí las Salas, sí me acuerdo de VSV20, el único sujeto con el que procreé. Dios dice que hay que mantener el control de natalidad, y todos hemos sido esterilizados tras la primera fecundación. Dios lo hace por nuestro bien, para mantener el estado del bienestar.
VSV20, que gran recuerdo, que acto tan maravilloso. Ambos lo entendimos al mostrar nuestras identificaciones genéticas. Éramos perfectos y tendríamos una cría aún más perfecta. Ese fue el mejor polvo que recuerdo.
Desde aquel día siempre han sobrevolado algunas preguntas en mi cabeza, preguntas acerca de nuestra criatura; ¿será varón o hembra? ¿Será como la madre o como el padre? ¿Vendrá a matarme como yo hice con mis padres? Sí, seguro que lo hará, todos lo hacemos. Sólo así será acogida por dios.
Oh sí. Dios, ese todopoderoso que todo lo sabe y todo lo controla. Todos queremos ser como dios. Dios era uno de nosotros, pero trabajó y ascendió a los cielos. Dios lo consiguió todo, dios nos ofrece todo; nuestra ropa barata, coches baratos, bebidas baratas… Dios nos da la oportunidad de ser como dios, sólo él sabe cómo llegar a ser dios y él es nuestro guía. Él nos da trabajo en sus casas para que lleguemos a él. Es por eso que he trabajado día tras día, es por eso que cumplo las normas que nos da dios, para llegar a ser como él y ascender a los cielos.
Dios nos acoge al nacer. Él se encarga de nuestra enseñanza para que nuestros padres puedan alcanzar el cielo. Dios nos da las guarderías, los juguetes, los alimentos. Dios nos dio una educación con sus pantallas, nos dio comida y nos enseñó el camino para ser como dios.
Cuando llegué a DJD18, dios me puso a prueba, me ordenó eliminar a mis padres, esos que nunca he conocido, las simples probetas de mi material genético. Yo no dudé, dios tiene razón porque dios triunfó, y yo quiero triunfar.
“BJT37 y KJT37 OBSOLETOS” indicó ese día la pantalla que me había guiado toda mi infancia y adolescencia.
- ¿Qué debo hacer señor? – Pregunté.
- Deben ser eliminados. – Respondió dios.
- ¿Por qué deben ser eliminados?
- Su tiempo ha acabado y su potencial entra en declive. El valor de BJT37 y KJT37 ha descendido y deben ser eliminados. Es un bien para ellos y un bien para nosotros.
Yo asentí.
- Deben ser eliminados. – Repitió dios.
En la pantalla dios mostró las ubicaciones de BJT37, de KJT37 y del hangar de armas para eliminar a los sujetos fuera de dios. Sin dudarlo me dirigí al hangar, mostré mi identificación en el control de entrada y se me dio acceso. Allí dentro había toda clase de objetos para eliminar; pistolas, granadas de mano, gasolina, veneno, hachas, bates, … Incluso había guantes para los más fieles a dios, para esos que quisieran demostrar más amor. Yo cogí los guantes.
A BJT37 lo asalté cuando salía de su habitación. Fue fácil, estrujé su cuello con furia mientras él trataba de separarme las manos y coger aliento. Sentí cómo los huesos de su cuello crujían entre mis dedos y su cuerpo acabó por perder la vida. Lo dejé allí tumbado en el suelo, más tarde vendría la limpieza de dios a recoger los restos.
Con KJT37 fue diferente. Llamé a su habitación y ella me abrió. Era un sujeto hermoso, pero yo tenía que eliminarlo. Esa belleza pronto se marchitaría y sería una carga para las casas de dios.
Ella dijo cosas, muchas cosas, pero yo no quise escucharla. Cogí su delicado cuello entre mis manos y comencé a estrangularla lentamente. Su rostro enrojeció mientras su cuerpo se iba desvaneciendo poco a poco sin oponer gran resistencia. Agonizando, ella me miró de una forma extraña y me acarició la mejilla. Por un momento sentí algo y la solté. No había sentido eso antes, al menos no lo recordaba.
- Eres mi hijo. – Dijo con la voz entrecortada tratando de coger aire en sus pulmones. – Yo te quiero.
Estaba confundido, la miré a los ojos y no supe qué hacer. ¿Qué era aquello? ¿Qué me estaba pasando?
El sujeto me acarició de nuevo la mejilla. A continuación me abrazó, y yo lo abracé sintiendo un extraño calor. Así estuvimos largo rato, y entonces cumplí las órdenes de dios estrujando su cuello hasta que dejó de respirar. Incluso muerto, el sujeto era hermoso. Pero yo quiero a dios, quiero ser como dios.
Cuando maté a mis progenitores era DJD18, pero ahora soy DJD37 y soy yo el sujeto obsoleto. Me pregunto cuando vendrá mi descendencia a aniquilarme. ¿Por qué no aniquilan a XOX22? Ese estúpido de mi vecino. Sólo es un gilipollas que hace camisetas en otra casa de dios. XOX22, ese ejemplar de genética defectuosa debería ser obsoleto y reducido, no creo que ningún otro sujeto quiera aparearse con él.
¿Por qué no me quieres dios? ¿Por qué dejas que XOX22 sobreviva? Yo he seguido tus normas, yo traté de ser como tú pero no lo he conseguido.
La puerta de mi habitación se abre y un sujeto femenino entra en ella. Me sorprende ver que es muy parecido al recuerdo de mi madre.
El sujeto lleva una pistola en la mano y me mira fríamente a los ojos.
- Tú eres mi hija. – Digo al percibir eso mismo que sentí antes de acabar con KJT37. – Yo te quiero.
El sujeto frente a mí pareció confuso. Por un momento dudó y bajó la pistola, pero entonces miró hacia la gran pantalla frente a mi cama donde se podía leer claramente: “DJD37 OBSOLETO”. Ella me apuntó con la mirada fría y disparó.
Yo caí fulminado al suelo. Abrí los ojos y traté de respirar, pero la sangre inundó mis pulmones. El sujeto se acercó a mí y se agachó. Yo cogí su mano y escupí sangre antes de decirle.
- Te quiero.