Un escalofrío muy familiar recorrió el cuerpo de Aber. Miró de izquierda a derecha, de arriba a abajo, de atrás a delante. “No puedo verla” dijo Aber angustiado sabiendo que la muerte acechaba en alguna esquina. “¿A quién?”, preguntó Grace, su esposa. Aber se giró para mirarla cuando fueron devorados por las llamas.
FIN DEL SIMULACRO.
Aber salió de la cápsula y cayó de rodillas.
- ¿Por qué no puedo salvarla? - sollozaba.
- Ya sabes el motivo. No puedes cambiar el pasado. - Teo se apoyó sobre una rodilla para mirar a la
cara a su amigo. - Al final el universo nos coloca a todos en nuestro lugar. No importa lo que intentes.
Aber se levantó de un salto hecho una furia.
- ¡Eso no es cierto! ¿Qué me dices de Isaac Newton? ¿O da Vinci? ¿O de Jesucristo? ¡Todos ellos cambiaron el pasado!
Teo levantando las palmas en un gesto tranquilizador dijo:
- Es cierto. Ellos y otros tantos viajaron al pasado y lo cambiaron. Pero no olvides que no eran simples
individuos. Formaban parte de todo un equipo con años de estudio y análisis a su espalda. Calcularon cada mínima variable, cada minúscula rama y desviación del futuro. Y tampoco olvides sus motivos.
Cambiaron el pasado para cambiar el futuro. Todo lo que hicieron fue por el bien común, gracias a ellos estamos donde estamos ahora.
Aber volvía a sollozar con la cara cubierta con sus manos.
- No puedo dejarla. Debo intentarlo.
- Te pasarás la vida en el simulador. Además, sabes que la AVP no lo permitirá. ¡Tú jefe no lo permitirá!
Es absurdo perder el tiempo con esto, sólo te haces daño a ti mismo.
- ¡A la mierda la AVP, a la mierda mi jefe, y a la mierda tú! Rick me va a ayudar, me debe un favor.
-¿Hablas en serio? ¿Acaso has pensado en lo que pueden suponer tus actos para el futuro? ¡Nos condenarás a todos!
- No me vas a detener. Adiós, amigo.
En el preciso instante en que Aber se daba la vuelta para irse se abrió la puerta del laboratorio. Aber se encontró mirando una versión de sí mismo más vieja y demacrada. Los dos amigos se quedaronboquiabiertos. El segundo Aber dijo entre lágrimas:
- Lo siento. Es la única manera de pararme.
Entonces sacó una pistola, apuntó a Aber y apretó el gatillo.